15 de marzo de 2025
Salmo 138, 3 + 7a
Fuerza y potencia
En el día en que invoqué, Tú me respondiste, Me hiciste osado con fortaleza en mi alma. Aunque yo ande en medio de la angustia, Tú me vivificarás.
Querido lector,
El sello de hoy y el texto bíblico tienen algo en común: hablan de gran poder, de fuerza. El «Shire Horse» del sello inglés es la raza equina más grande del mundo. Este gran caballo es un animal de tiro de gran fuerza. Cuando aún había tranvías tirados por caballos en Londres, los tiraban caballos Shire. Tenían fuerza.
El salmista David experimenta cómo Dios responde a su llamada. Dios da nuevas fuerzas a su alma. Incluso cuando David tiene que pasar por el miedo y las dificultades, se le da la fuerza para aguantar y superarlo. Dios responde y ayuda de una manera muy concreta.
Rezar a Dios y pedirle ayuda no es un tranquilizante. Es una petición de ayuda muy concreta. Como David, he experimentado una y otra vez cómo Dios ha dado a mi alma una gran fuerza. Me ha dado fuerzas para superar los problemas. Me ha dado nuevo valor cuando estaba perdido o incluso desamparado. Me ha dado fuerzas para superar mis miedos y seguir mi camino con esperanza y confianza.
Mi primer coche fue un VW Escarabajo azul. El coche tenía 34 CV, o 34 caballos de potencia. En aquella época, los caballos eran la medida de la energía. Mi padre ya tenía un VW Escarabajo. Lo había comprado de segunda mano con un kilometraje de ¡160.000 kilómetros! Mi padre solía decir con orgullo y humor que mi coche ya había dado cuatro vueltas al ecuador. Incluso con sólo 34 caballos, ¡podía llegar bastante lejos!
Creo que Dios nos da algo así como caballos de fuerza para nuestras almas, por decirlo metafórica y humorísticamente. Su fuerza nos da paciencia. Nos da fuerza para enfrentarnos a los muchos retos de la vida. Con su fuerza, atravesamos tiempos de desierto espiritual y superamos montañas problemáticas.
Mi VW Escarabajo tenía mucha sed. A menudo tenía que ir a la gasolinera. El caballo Shire también necesita repostar y, como todos los caballos, necesita su comida cada día. Sin energía, nadie llega a ninguna parte. Por eso necesitamos hablar con Dios, el Padre que está en los cielos, todos los días. Jesucristo nos anima a hablar con él. Debemos acudir a él en oración. Él escucha y responde. Estoy convencido de que con Jesucristo llegaremos muy lejos. Al final de nuestro viaje por la vida, llegaremos incluso a él y al Padre que está en el cielo. Él nos da fuerza para nuestro viaje por la vida.
Muchas gracias por escucharme. Les invito al próximo sermón corto el 1 de abril. Que Dios nuestro Señor os bendiga. Que os guarde en cuerpo, alma y espíritu. Que os dé fuerza y su paz.