1 de diciembre de 2023

 

Evangelio de Lucas, capítulo 1, 26 - 28

 

Anticipación

 

A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea, a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David. La virgen se llamaba María. El ángel se acercó a ella y le dijo: —¡Te saludo,[4] tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo.

 

Queridos lectores,

 

¿Están deseando que llegue la Navidad? ¿Están deseando que el cartero vuelva a repartir montones de cartas y paquetes navideños? El sello americano de 13 céntimos muestra un buzón lleno. Está tan lleno que ni siquiera se puede cerrar. Los árboles desnudos y la nieve muestran: ¡es invierno, va a ser Navidad! ¡Se acerca la Navidad!

 

El sello especial alemán es bastante diferente. Está pensado para felicitaciones de cumpleaños y me recuerda de qué va realmente la Navidad: ha nacido Jesús. Es un cumpleaños muy especial. Es el cumpleaños más importante de la historia del mundo. Celebramos el nacimiento del Mesías Jesús. Nace el Salvador y Redentor del pecado, de la muerte y del diablo. 

 

Entonces no había tarta en el establo de Belén, ni velas para Jesús. Pero sí mucha, mucha alegría. El cielo se alegra y envía a María un mensajero celestial, el ángel Gabriel. Él le dice lo inimaginable: María, esta joven discreta, desconocida y soltera se convertirá en la madre del Mesías. Dios se hace hombre. Al principio, María no puede comprender este mensaje. María primero tiene que asimilar esta noticia. Pero luego puede alegrarse y alabar a Dios.

 

El ángel saluda a María en nombre de Dios con estas maravillosas palabras: "¡Salud! Has sido bendecida con una gran gracia. El Señor está contigo.” Quien Dios saluda así debe alegrarse. Quiero escuchar este mensaje de alegría y alegrarme contigo. Dios nos da su amor y su gracia por medio de Jesucristo. ¡Él está y permanece con nosotros! 

 

Ya debe de haber unas dos mil velas encendidas en la tarta de cumpleaños de Jesús. Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Pero los cristianos celebramos el Adviento y nos alegramos del nacimiento de nuestro Señor Jesús. Esperamos su llegada. Nos alegramos con las luces que adornan la corona de Adviento y el árbol de Navidad. Pero lo que realmente debería "arder" es la alegría del nacimiento de Jesús. Hace arder el corazón.

 

Espero que ustedes también puedan compartir con los demás esta alegría por el nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo. Compartámosla con nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo y vecinos. ¿Quizá la chispa de la alegría se extienda y se apodere también de sus corazones? 

 

Os deseo un Adviento lleno de bendiciones y espero veros el 15 de diciembre. Espero escuchar con vosotros el mensaje de Navidad y contemplar dos o tres estampas muy hermosas. Hasta entonces, os deseo la bendición y la protección de Dios en espíritu, alma y cuerpo por nuestro Señor Jesucristo.

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