15 de junio de 2023​

 

Salmo de David.

 

1 El SEÑOR es mi pastor, nada me falta.

 

2 En verdes pastos me hace descansar, y me guía junto a arroyos tranquilos.

3 Me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia, por amor a su nombre.

4 Aun cuando atraviese el negro valle de la muerte, no tendré miedo, pues tú irás siempre muy junto a mí. Tu vara de pastor y tu cayado me protegen y me dan seguridad.

5 Preparas un banquete para mí, en presencia de mis enemigos. Me recibes como invitado tuyo, ungiendo con perfume mi cabeza. ¡Mi copa rebosa de bendiciones!

6 Tu bondad e inagotable generosidad me acompañarán toda la vida, y después viviré en tu casa para siempre.

 

Queridos lectores,

 

Admiro al hombre fuerte con la pantorrilla en el brazo en el sello de Nigeria. ¡Un hombre fuerte y hábil! Yo ya tengo problemas para coger un gato en brazos. Ser pastor es un trabajo difícil en muchos países. En cambio, el pastor italiano que apacienta su rebaño en la isla de Cerdeña parece tener un trabajo tranquilo. 

 

Los pastores del mundo antiguo tenían que ser fuertes y valientes, como David. Su trabajo era peligroso. David relata (1.Sam. 17, 34+35):

 

“—A mí me toca cuidar el rebaño de mi padre. Cuando un león o un oso viene y se lleva una oveja del rebaño, yo lo persigo y lo golpeo hasta que suelta la presa. Y si el animal me ataca, lo sigo golpeando hasta matarlo. Si este siervo de Su Majestad ha matado leones y osos”

 

David sabía que su rebaño no sobreviviría sin su protección. Se convierten en víctimas de depredadores o ladrones. Necesitan un protector valiente y fuerte, como nosotros, los humanos. Los humanos también podemos ser tan indefensos y convertirnos en víctimas de gente malvada. Por eso, David se compara con una oveja indefensa que no sobrevivirá sin la protección de Dios. El Señor Dios es su protector. Dios mismo es su buen pastor.

 

Jesucristo dice en el Evangelio de Juan (capítulo 10 versículo 11): »Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.”

 

Jesucristo es el fiel guardián humano que va por delante de nosotros en la vida y que nos protege. Él ha luchado por nosotros. Ha luchado contra el poder del pecado y contra el poder de la muerte. No tenemos ninguna posibilidad contra estos poderes. Pero nuestro buen pastor Jesús obtuvo la victoria sobre el diablo y el poder del pecado en la cruz del Gólgota. El buen pastor Jesús resucitó de entre los muertos en la mañana de Pascua y finalmente quitó el poder de la muerte (2 Timoteo 1:10).

 

“Y ahora lo ha revelado con la venida de nuestro Salvador Cristo Jesús, quien destruyó la muerte y sacó a la luz la vida incorruptible mediante el evangelio.”

 

Como David, podemos confiarnos al buen pastor. Quien confía su vida al buen pastor Jesús no carece de seguridad, de amor, de cuidados. Jesucristo acompaña a su pueblo amado en todas las crisis. Está a su lado en todas las dificultades. Tiene buenas intenciones contigo y conmigo. Cada día puedo confiar en que Jesucristo me protege y me cuida. Soy valioso para Él. Él dio su vida por mí. Tú también eres una persona valiosa. De ahí su invitación: confía tu vida a Jesucristo. Él tiene buenas intenciones contigo. 

 
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